La despedida de los cursos de sexto es algo difícil para nosotros, después de tantos años con ellos en el cole, la mayoría desde que tenían tres años. Son muchas las experiencias que hemos vivido juntos, confidencias, risas, juegos ,..no sólo ha sido aprendizaje, ha sido mucho más.
Por eso, quería que se llevasen un recuerdo para siempre, algo que cuando se sientan tristes o simplemente les apetezca, puedan abrir su abanico y leer lo que sus compañeros y compañeras le han escrito, seguro que alguna sonrisa aparecerá en sus rostros.
¿En que consiste la actividad?
Cada alumno o alumna, dobla la hoja a modo de acordeón o abanico, escribiendo en la parte de arriba su nombre y lo decoran a su gusto. Después pasan la hoja al que está sentado a su derecha, o la pasan de delante hacía atrás. La hoja tiene que pasar por cada uno de los que hay en clase. Cada uno escribe un “don o cualidad” del compañero que tiene en la hoja, dejamos unos minutos, y pasa al siguiente, así uno a uno, todos escriben en los abanicos.
La última nota de esta hoja es la mía, donde les escribo algo en particular, algo que me ha llamado la atención estos años que los he tenido como alumnos, lo importante que han sido para mí y lo mucho que los voy a echar de menos.
Después, en otra sesión, colgamos los abanicos en un atrapasueños con la imagen de Jesús, quien nos acompañó en estos años en clase. Cada alumno o alumna sale a coger el suyo, y los van leyendo, en silencio, saboreando lo que le han escrito. Después de todo lo que le han escrito, eligen una de esas anotaciones y la leen en voz alta. Para darle las gracias por lo que le ha puesto, con polvos holy, a modo de bendición, le pinta una señal o dibujo en la cara.
Es una actividad llena de sentimientos, alguna sonrisa e incluso alguna lágrima ha salido al final, pero ha sido un momento inolvidable para ellos y para mí.
¡Os deseo lo mejor! Disfrutar del camino.
Pilar Llamas Bataller, seño de religión. CEIP 9 D’Octubre de Petrer







